“Mi defecto a arrancaré flores al desierto” es un pulso conmigo mismo, con mi fragilidad, con mi debilidad y con mi imperfección. Sí, con mi imperfección. Con aquello que uno es para los demás y con aquello tan íntimo, que uno es consigo mismo.
Nace del anterior Pequeño defecto de fábrica, estrenado hace cinco años. Los impulsos y las necesidades han cambiado.
Ahora tocaba arrancar flores al desierto.
Porque la belleza, al igual que las flores en el desierto más árido del planeta,
vuelve a florecer una vez cada cinco años.
Nace del anterior Pequeño defecto de fábrica, estrenado hace cinco años. Los impulsos y las necesidades han cambiado.
Ahora tocaba arrancar flores al desierto.
Porque la belleza, al igual que las flores en el desierto más árido del planeta,
vuelve a florecer una vez cada cinco años.
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