Imelda May, estandarte irlandés del rock, asoma su voz al escenario del Teatro Palacio Valdés
Cantante, compositora, productora, poeta... La trayectoria de Imelda May la ha convertido en estandarte del rock irlandés, en megaestrella de la música, que solo dará cuatro conciertos en España dentro de su gira europea. Y uno, el único en todo el norte, es desde las tablas del Teatro Palacio Valdés de Avilés.
Nacida y criada en el área de The Liberties de Dublín, su impecable trayectoria y éxito ha convertido a Imelda en una de las artistas internacionales más famosas de Irlanda, gracias a los cinco álbumes de estudio que publicó entre 2003 y 2017, y a una voz que recorre estilos clásicos como el rockabilly, el soul o el swing con una desbordante personalidad.
Descubierta por Jools Holland, quien le pidió a Imelda que le apoyara en su gira, ha actuado junto a iconos de la cultura contemporánea, como Lou Reed, Smokey Robinson, Bono, Jeff Beck y Jack Savoretti. También ha trabajado con Mike Crossey, Tony Visconti, Peter Asher o T Bone Burnett, y recientemente ha aparecido en los álbumes y conciertos en directo del actor Jeff Goldblum que ha retomado su faceta musical, y de todo un Rolling Stone como Ronnie Wood.
Su gran popularidad empezó a fraguarse gracias a "Love Tattoo" (2008), su segundo álbum, nombrado por la Official Charts Company como el más vendido de todos los tiempos por una artista irlandesa, y que se convirtió instantáneamente en número 1 en su país, aclamado de forma unánime por la crítica. Un trabajo ya legendario que, además, le valió el prestigioso premio a mejor artista femenina del año en los Meteor Awards de 2009.
Convertida ya en estrella internacional y en la mejor embajadora de la escena musical irlandesa, Imelda May publicó hace tres años su (pen)último álbum, "Life Love Flesh Blood", que llegó al número 5 en la lista de ventas del Reino Unido y que contó con artistas como Bob Dylan o su compatriota Bono entre sus fans más acérrimos.
Ha dado también rienda suelta a su perfil de poeta, y más recientemente, el 29 de mayo de aquel mismo año, lanzó un EP de poesía titulado "Slip of the Tongue", una intrigante introducción a su impresionante habilidad como narradora de historias poéticas.
Y vuelve a la música, con un nuevo trabajo poderoso y reconfortante, "11 Past The Hour". Tras dos años de pandemia en el que todo el mundo ha estado aislado y atomizado, llega la música de Imelda May como un abrazo necesario.
Avilés suena a la mejor música, con todos sus escenarios abiertos a los artistas de mayor proyección y reconocimiento, desde Beth Hart a Raphael, de Sebastián Yatra a Uriah Heep, o una Imelda May con cuya visita la ciudad se codea con Madrid, Barcelona y Zaragoza.
La voz de Imelda May está hecha para el rock, para la intimidad del soul, para el ritmo del rockabilly, estilos que domina, atrapando al público de sus conciertos, y convirtiendo en seguidores acérrimos a nombres como Bono o Bob Dylan.
En Avilés tiene buena parte del protagonismo su más reciente álbum, lanzado el pasado año, "11 Past The Hour", compartido con las canciones más significativas de una trayectoria que comenzó con una fuerza inusitada, cuyos cinco primeros trabajos de estudio, entre 2003 y 2017, la lanzaron al estrellato. Su "Love Tattoo", del 2008, se convirtió al instante en número 1 en Irlanda, aclamado por crítica y público, y el más vendido de la historia por una artista de la Isla Esmeralda.
Ella misma firma las canciones de este nuevo trabajo, en el que conjuga la intimidad de una crooner que recitara sus propios versos, casi susurrados al oído del público, con su voz grave en la canción que da título al álbum. Despegando, sedosa, acompañada de un piano en "Diamonds". Más popera en "Made for love", o apegada a sus raíces irlandesas en "Don’t Let me Stand on My Own".
Una artista única, un concierto irrepetible tanto para incondicionales como quienes quieran disfrutar de una cantante en plenitud. Un espectáculo en el que el público se sentirá arropado, abrazado, con la voz de Imelda May asomada al balcón tan íntimo del escenario del Teatro Palacio Valdés.
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